jueves, 1 de septiembre de 2016

Jamaes Monroe (8vo.)

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James Monroe (28 de abril de 1758 — 4 de julio de 1831), fue el quinto Presidente de los Estados Unidos tras vencer a la candidatura federalista en las elecciones de 1816. Antes de llegar a la presidencia ejerció de soldado, abogado, delegado continental del congreso, senador, gobernador, secretario de estado y secretario de defensa.

Su etapa de gobierno


Un periódico de Boston denominó su etapa de gobierno como la era de los buenos sentimientos, donde todo el mundo estaba en paz y los esfuerzos se centraban en el progreso económico. No duraría demasiado ya que la expansión hacia el oeste reabrió el debate entre estados esclavistas y abolicionistas. También la revolución industrial provocaría, sobre todo en las ciudades de la Costa Este, nuevas tensiones sociales de clases, producidas por el rápido crecimiento de los barrios de clase obrera. En toda su etapa de gobierno, Monroe, rompiendo con la tendencia federalista, trató de defender un país donde el estado era lo menos intervencionista posible.

La Doctrina Monroe


La Doctrina Monroe sintetizada en la frase “América para los americanos”, fue elaborada por John Quincy Adams y fue atribuida a Monroe. James Monroe propuso la "doctrina" en donde se dirigía a los europeos con intención de que ninguno de los países de ese continente interfiriera en América. "América para los americanos", significaba que Europa no podía invadir ni tener colonias en el continente. Como se estaba dando el proceso de Imperialismo tras la derrota de Napoleón en Waterloo, la doctrina deducía que las potencias europeas se ocuparan de Asia y África pero que América les pertenecía a los americanos, aunque dada la ambigüedad de este gentilicio, podría ser una defensa a las independencias de Hispanoamérica para que pudieran tener gobierno propio, o la exclusividad del dominio del Continente Americano a los nacientes Estados Unidos de América.

Esta doctrina no ha sido en realidad muy efectiva debido a las múltiples intervenciones europeas posteriores en suelo americano, como por ejemplo la toma en 1833 de las islas Malvinas por los ingleses, la ocupación española de la República Dominicana entre 1861 y 1865, el bloqueo de barcos franceses a los puertos argentinos entre 1839 y 1850, el establecimiento de Inglaterra en la costa de la Mosquitia (Nicaragua), la invasión de México por las tropas francesas y la imposición de Maximiliano de Austria como emperador, la ocupación de la Guayana Esequiba por los ingleses y el bloqueo naval de Venezuela por Alemania, Inglaterra e Italia entre 1902 y 1903, además de las diversas colonias en el Caribe que aún conservan los gobiernos europeos tales como las Islas Vírgenes Británicas, las Islas Turcas y Caicos, las islas de Aruba, Bonaire, Curazao, San Martín, Saba y San Eustaquio bajo la corona holandesa, la Guayana Francesa y Guadalupe que son departamentos franceses de ultramar que incluyen otras islas menores e islotes de posesión francesa como lo son Martinica y San Pedro y Miquelón. Igualmente hay que mencionar el caso de Groenlandia, tercer país más grande de América del Norte, que aún permanece como colonia de Dinamarca.

Cabe destacar en este mismo orden de ideas que aún existen países de la Commonwealth que es un remanente colonial del Imperio Británico como lo son Canadá y las diversas islas caribeñas que son conocidas como las Indias Occidentales Británicas (British West Indies en inglés) que incluyen además a otras regiones continentales como Belice y Guyana.

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