La fórmula “Casasnovas” apoyada por todos
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El embajador de Estados Unidos en el país, al estallar la revolución de abril de 1965, lo era William Tapley Bennett, quien había sustituido al embajador John Bartlow Martin, luego del golpe de Estado militar contra el gobierno democrático del presidente Juan Bosch en 1963. Martin había sido llamado a consultas por el inolvidable presidente John Kennedy, a Washington, y no retornó al país, siendo sustituido por Bennett. La designación de Bennett no la hizo el presidente Kennedy, porque éste fue asesinado el 22 de noviembre de 1963, y hasta el día trágico de ese magnicidio, Kennedy no solamente no había reconocido al gobierno de facto del Triunvirato, sino que en múltiples declaraciones de prensa, había condenado el golpe contra Bosch, y había propuesto la reposición de la constitucionalidad violentada por el zarpazo septembrino.
Kennedy fue más lejos, impulsó un contragolpe constitucionalista en el mes de octubre de 1963, de militares y civiles, con la fi nalidad de desplazar al Triunvirato, apoyando la “fórmula Casasnovas Garrido”, que no fue otra cosa, que la escogencia por parte de la Asamblea Nacional, reunida clandestinamente en San Pedro de Macorís, en la segunda semana de octubre de 1963, del entonces presidente del Senado, doctor Juan Casasnovas Garrido, como Presidente Constitucional del país, debido a la ausencia del presidente Bosch y del vicepresidente González Tamayo, exilados en Puerto Rico.
La Constitución del 29 de abril de 1963 establecía que en ausencia del Presidente y el Vicepresidente de la República, en orden jerárquico, le correspondía la Presidencia de la República al Presidente del Senado, hasta que Bosch retornara al país. La idea era que la proclamación de Casasnovas alentara el movimiento conspirativo y produjera el contragolpe.
Bosch desde Puerto Rico, llamó a respaldar al presidente Casasnovas Garrido y el retorno a la constitucionalidad.
Rápidamente, la fórmula Casasnovas Garrido, obtuvo el apoyo de disímiles fuerzas políticas. El Partido Revolucionario Dominicano, la Agrupación Política 14 de Junio, los seguidores del expresidente Balaguer (tanto civiles como militares) y la Embajada norteamericana, que para tales fi nes, instruía ese apoyo a través del señor Spencer King, el funcionario de más alto rango diplomático, quien había quedado al frente de la misma, en ausencia prolongada de Martin.
El 14 de Junio exigió validando su apoyo al gobierno de Casasnovas, que una vez restituida en el poder la constitucionalidad, se aplicaran severas penalidades a los militares golpistas y sus cómplices civiles.
Este pedimento de los catorcistas fue rechazado por el doctor José Rafael Molina Ureña, quien era el presidente de la Cámara de Diputados del gobierno de Bosch, y quien estaba al frente junto a otros dirigentes de la conspiración. Se intercambiaron cartas, en las cuales, Molina dejaba entrever que no se podía “anunciar” castigos a los golpistas, porque esta afi rmación radicalizaría a sectores que, aunque habían participado en el Golpe, ya estaban dispuestos a colaborar con la reposición de Bosch. Se refería, sin mencionarlos, a los militares balagueristas, que suscribieron el manifi esto del Golpe, y estaban detrás de la “fórmula Casasnovas”.
De todas maneras, es nota curiosa para la historia dominicana, la coincidencia de grupos ideológicamente distintos en una tarea táctica conjunta, aunque ignorada por el 14 de Junio. La actitud de Kennedy estimulaba esa “rectifi cación” en algunos golpistas. Mientras tanto, el Triunvirato, a quien Estados Unidos le suspendió todos los programas de ayuda y colaboración de la AID y de la Alianza para el Progreso, aislándolo, se despachó con declaraciones públicas, acusando a la embajada norteamericana en el país, y especialmente al señor King, de estar estimulando una contragolpe militar para reponer a Bosch en el poder.
El Canciller del Triunvirato amenazó con declarar “persona non grata” a King. El contragolpe que debió estallar el 30 de octubre de 1963, iniciándose en la Base Aérea de Santiago, fue defenestrado, apresado alrededor de un centenar de ofi ciales, clase y alistados, en varios cuarteles, entre ellos, los coroneles Santiago Rodríguez Echavarría y Danilo Simó. En las afueras de la base militar, centenares de civiles esperaron ansiosos el levantamiento para unirse al movimiento, entre ellos, el doctor Marino Vinicio Castillo, siendo luego perseguidos por el Triunvirato.
El canciller norteamericano Dean Rusk, reveló el 4 de octubre de 1963, que el embajador Martin, le había informado que miembros de la misión militar norteamericana en Rep. Dominicana, habían estado estimulando la acusación de “comunista” de Bosch a los militares dominicanos.
Rusk dijo textualmente: “No está claro, sin embargo, si estos ofi ciales norteamericanos estaban actuando por su cuenta o bajo instrucciones”.
Con esta afi rmación Rusk deja entrever la dualidad de políticas en relación con el derrocamiento de Bosch, y además establece las contradicciones entre el Departamento de Estado y el Pentágono, y de, cómo había sido posible y lo fue en 1963, posiciones distintas en relación con modelos de poder y fuerza militar o democracia representativa.
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