lunes, 22 de agosto de 2016

Tema: Los Derechos Humanos. (2do. Media)

Mahatma Gandhi

Gandhi smiling.jpgEn la India también se le llamaba Bāpu (બાપુ), ‘padre’ en idioma guyaratí.

Desde 1918 perteneció abiertamente al frente del movimiento nacionalista indio. Instauró métodos de lucha social novedosos como la huelga de hambre, y en sus programas rechazaba la lucha armada y realizaba una predicación de la áhimsa (no violencia) como medio para resistir al dominio británico. Defendía y promovía ampliamente la total fidelidad a los dictados de la conciencia, llegando incluso a la desobediencia civil si fuese necesario; además, bregó por el retorno a las viejas tradiciones hinduistas. Mantuvo correspondencia con León Tolstói, quien influyó en su concepto de resistencia no violenta. Fue el inspirador de la marcha de la sal, una manifestación a través del país contra los impuestos a los que estaba sujeto este producto.
Encarcelado en varias ocasiones, pronto se convirtió en un héroe nacional. En 1931 participó en la Conferencia de Londres, donde reclamó la independencia de la India. Se inclinó a favor de la derecha del partido del Congreso, y tuvo conflictos con su discípulo Nehru, que representaba a la izquierda. En 1942, Londres envió como intermediario a Richard Stafford Cripps para negociar con los nacionalistas, pero al no encontrarse una solución satisfactoria, estos radicalizaron sus posturas. Gandhi y su esposa Kasturba fueron privados de su libertad y puestos bajo arresto domiciliario en el Palacio del Aga Khan donde ella murió en 1944, en tanto que él realizaba veintiún días de ayuno.

Su influencia moral sobre el desarrollo de las conversaciones que prepararon la independencia de la India fue considerable, pero la separación con Pakistán lo desalentó profundamente.

Una vez conseguida la independencia, Gandhi trató de reformar la sociedad india, empezando por integrar las castas más bajas (los shudras o ‘esclavos’, los parias o ‘intocables’ y los mlechas o ‘bárbaros’), y por desarrollar las zonas rurales. Desaprobó los conflictos religiosos que siguieron a la independencia de la India, defendiendo a los musulmanes en el territorio indio, siendo asesinado por Nathuram Godse, un fanático integracionista hinduista, el 30 de enero de 1948 a la edad de 78 años. Sus cenizas fueron arrojadas al río Ganges.

Sobre economía política, pensaba que el capital no debería ser considerado más importante que el trabajo, ni que el trabajo debería ser considerado superior al capital, juzgando ambas ideas peligrosas; que, más bien, debería buscarse un equilibrio sano entre estos factores, siendo que ambos eran considerados igual de valiosos para el desarrollo material y la justicia. Fue un gran defensor del vegetarianismo y rechazaba cualquier forma de maltrato a los animales.

Su pensamiento sobre la salud y la alimentación


Uno de los aspectos menos conocidos de Gandhi, pero más importante para él, es el de la autogestión de la salud:

Aunque he tenido dos enfermedades graves en toda mi vida, creo que el hombre no tiene prácticamente necesidad alguna de tomar medicinas. De mil casos, novecientos noventa y nueve pueden tratarse con una dieta bien equilibrada, un tratamiento a base de tierra y agua y similares tratamientos caseros. Quien acude de inmediato al médico, al vaidya [médico ayurvédico ―el antiguo sistema hinduista de medicina―] o al hakim [arábigo, doctor o médico, en todos los países orientales, médico unani ―método griego de medicina―] por cualquier molestia, no sólo pone en peligro su vida, sino que se convierte en un esclavo de su cuerpo, en lugar de seguir siendo su amo, por lo que pierde el control de sí mismo y deja de ser un hombre.

Vale la pena analizar por qué escogemos la profesión médica. No cabe duda de que no se escoge para servir a la humanidad. Nos convertimos en médicos para obtener honores y riqueza. Me he empeñado en demostrar que en esta profesión no hay un verdadero servicio a la humanidad y que es nociva para todos los seres humanos. Los médicos hacen gala de sus conocimientos y cobran sumas exorbitantes. Sus preparados, que tienen un coste intrínseco de unos pocos peniques, cuestan chelines. El pueblo, con su credulidad y su deseo de librarse de algunas enfermedades, permite que lo estafen. ¿No son entonces mejores los curanderos, a quienes conocemos, que los médicos que se las dan de humanitarios?
                                                                                                  Mahatma Gandhi, ibídem, pág. 30

Hemos adquirido el hábito de llamar al médico por la más trivial de las enfermedades y, donde no hay médicos, se busca el consejo de simples curanderos. Vivimos con la fatal ilusión de que ninguna enfermedad puede curarse sin medicamentos. Esta creencia ha hecho más daño a la humanidad que cualquier otro mal. No cabe duda de que tenemos que curarnos las enfermedades, pero no son los medicamentos los que las curan. Y no sólo son estos sencillamente inútiles, sino que a veces son decididamente nocivos. El hecho de que un hombre enfermo tome pócimas y medicamentos es tan tonto como intentar cubrir la mugre que se ha acumulado en el interior de una casa. Cuanto más se la cubre, más rápido será el proceso de putrefacción. Y lo mismo sucede con el cuerpo humano. La enfermedad o el malestar es sólo la advertencia que nos hace la Naturaleza acerca de que hemos acumulado inmundicias en alguna parte del cuerpo: sin duda, sería sabio dejar que la Naturaleza la removiera, en lugar de cubrirla con la ayuda de medicamentos.
                                                                                                          Mahatma Gandhi, ibídem, pág. 30

Gandhi era un experimentador y promotor del crudiveganismo:

Del examen del cuerpo humano se deduce que el hombre está condicionado por la Naturaleza para alimentarse sólo de vegetales. Existe la mayor afinidad entre los órganos del cuerpo humano y los de los animales que se alimentan de frutos. El mono, por ejemplo, es muy similar al hombre en cuanto a forma y estructura, y es un animal que se alimenta de frutos.

Yo siempre he propiciado la dieta puramente vegetariana, pero la experiencia me ha enseñado que, a fin de mantenerme en perfecta forma, esa dieta debe incluir leche y ciertos productos lácteos, como la cuajada, la mantequilla y la ghee. Esto significa un desvío de mi idea original. […] Pero estoy convencido de que en el vasto reino vegetal debe haber alguno que, a la vez que sustituya las sustancias necesarias que extraemos de la leche y de la carne, no tenga los inconvenientes de estas, ni éticos ni de ninguna otra clase.
                                                                                                      Mahatma Gandhi, ibídem. pág. 143.

No considero necesario que el hombre coma carne en ningún lugar y en ningún clima en los que pueda vivir de ordinario un ser humano. Sostengo que comer carne es inadecuado para nuestra especie.
                                                                                                       Mahatma Gandhi, ibídem, pág. 144.

La dieta vegetariana no tiene precio para mí. Siento que el progreso espiritual demanda en algún momento que dejemos de matar a nuestros prójimos para satisfacer nuestros deseos corporales.

                                                                                                        Mahatma Gandhi, ibídem, pág. 146.

Por tanto, la única base para tener una población vegetariana y proclamar el principio vegetariano es y debe ser la moral.
                                                                                                         Mahatma Gandhi, ibídem, pág. 148.

El valor ético de los alimentos crudos no tiene parangón. Desde el punto de vista económico, estos alimentos tienen posibilidades que no ofrece ningún alimento cocido. En consecuencia, procuro obtener la generosa ayuda de todos los médicos y los legos interesados en reformar dietas.

                                                                                                         Mahatma Gandhi, ibídem, pág. 161.

Como investigador de la Verdad, considero necesario encontrar la alimentación perfecta para que el hombre pueda mantener en buen estado el cuerpo, la mente y el alma. Creo que la búsqueda sólo puede tener éxito con una alimentación cruda, y que en el reino vegetal hay un sustituto efectivo de la leche que, como todo médico reconoce, tiene sus desventajas, y que la Naturaleza no ha destinado para el hombre, sino para los bebés y los cachorros animales. No creo que ningún precio sea demasiado caro para seguir buscando lo que, a mi juicio, es tan necesario desde más de un punto de vista. Por tanto, buscaré que almas afines me den información y orientación.

                                                                                                          Mahatma Gandhi, ibídem, pág.176.

En Inglaterra hay muchos hombres que han hecho una dieta exclusivamente a base de frutas y que han dejado constancia de los resultados de sus experiencias respectivas. Hubo quienes la adoptaron no por cuestiones religiosas, sino de salud. Un médico alemán, llamado Just, ha escrito un tomo voluminoso al respecto, estableciendo el valor de una dieta a base de frutas con muchos argumentos y pruebas. El médico, que ha curado muchas enfermedades con esa dieta, combinándola con la vida al aire libre, llega a decir que los habitantes de cualquier país pueden encontrar los elementos de nutrición en los frutos de sus propios territorios. En este sentido, quizá corresponda que cite aquí mi propia experiencia. En los últimos seis meses he comido sólo frutas -he rechazado tanto la leche como la cuajada-. Mi dieta actual consiste en plátanos, cacahuetes, dátiles y aceite de oliva, con algún que otro fruto cítrico, como la lima. Aunque no puedo decir que mi dieta sea un éxito total, un período de seis meses es demasiado corto para alcanzar conclusiones definitivas sobre un tema tan vital como el cambio total de dieta. No obstante, sí puedo decir que durante ese período he podido mantenerme sano, mientras que otros eran atacados por distintas enfermedades, y que mi fuerza física y mental es mayor que antes. Tal vez no pueda levantar cosas muy pesadas, pero puedo trabajar durante más tiempo sin fatigarme. También puedo hacer más tareas mentales y con mayor persistencia y decisión. He probado la dieta de frutas y frutos en muchos enfermos e invariablemente les ha hecho bien. Mi propia experiencia, así como los estudios que he hecho del tema, me han confirmado la creencia de que es la mejor dieta para nosotros, los humanos.

                                                                                                         Mahatma Gandhi, ibídem, pág. 181.

La dieta de frutas resultó de lo más conveniente. Prácticamente no cocinábamos nada, puesto que lo que comíamos, por lo general, eran cacahuetes, plátanos, dátiles, limas y aceite de oliva. En los cinco años que hice esa dieta nunca me sentí débil y nunca enfermé. También durante ese período mi cuerpo funcionó a su máxima capacidad, tanto que un día caminé más de 80 kilómetros, cuando lo habitual en mí eran 60 kilómetros en un día.

                                                                                                         Mahatma Gandhi, ibídem, pág. 232.

Gandhi llevó una vida sencilla. Confeccionaba sus propias piezas de ropa y se oponía radicalmente al maltrato de los animales:

Siento que el progreso espiritual nos demanda que dejemos de matar y comer a nuestros hermanos, criaturas de Dios, y solo para satisfacer nuestros pervertidos y sensuales apetitos. La supremacía del hombre sobre el animal debería demostrarse no sólo avergonzándonos de la bárbara costumbre de matarlos y devorarlos sino cuidándolos, protegiéndolos y amándolos. No comer carne constituye sin la menor duda, una gran ayuda para la evolución y paz de nuestro espíritu.

                                                                                                                                                   Gandhi

Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales.

                                                                                                                                                   Gandhi

Actividades: Leer y analizar

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